"Apretar una cucharilla entre los dedos y sentir su latido de metal,
su advertencia sospechosa.
Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta,
negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria.
Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara,
emplearla para revolver el café."
Manual de Instrucciones. Julio Cortázar.
¿Cómo recordamos?
Sin lugar a dudas esta es una pregunta que ronda mis pensamientos en relación a mis búsquedas, y nunca llega a tener una respuesta certera, cerrada o académica, porque no es eso lo que en realidad estoy pretendiendo. Supongo que cada une podrá decir algo al respecto, cada sentido, cada percepción puede tener una implicancia singular en cada persona, por ejemplo cada vez que veo grosellas pienso en mis abuelxs maternos, si por casulidad alguien se pone bronceador con olor a coco me teletransporto automáticamente a un viaje que hice en mis 15.
Pero al margen de estas particularidades, en esta entrada quiero compartirles un texto que hecha luz sobre como, desde Occidente, estamos acostumbradas a pensar y recordar y cómo también quizás es posible encontrarnos con otras formas y alentarnos a otras maneras más orgánicas.
John Berger, fue un pintor, ensayista destacado, tiene muchísimos libros con textos y reflexiones sobre arte y fotografía, en un texto que para mí es de lectura obligatoria (me sale la docente de adentro) Usos de la Fotografía, plantea un dilema ¿o no? sobre cómo recordábamos antes de la cámara de fotos.
Hay algo particular en su modo de pensar la fotografía que me atrae, es bastante categórico y hace referencia a que "las fotografías no narran nada por sí mismas. Las fotografías conservan las apariencias instantáneas". ¿Qué quiere decir eso? que el componente clave en todo esto somos nosotras, somos las que ponemos significado, intención las que hacemos hablar y decir a esa cosa estática lo que recordamos o lo que deseamos.
Berger en este texto plantea dos distinciones respecto a la foto, las de uso privado y las de uso público. La gran diferencia entre una y otra es que la primera conserva el contexto, podemos relatar cosas de esa foto que está en el álbum, podemos reconocer a los personajes, el autor dice, hay continuidad. En cambio las últimas son recortadas, extraidas, separadas de este contexto y pasan a tener un uso arbitrario.
De ahí mi pasión por leer y esudriñar todas las maneras posibles de abordar una imagen, ¿quién la tomo? ¿dónde? ¿para qué? ¿cuándo? ¿quiénes son todas esas personas?
La propuesta es dejar de pensar las cosas de manera lineal, dejar de ser ilustradoras de argumentos, entonces aproximarnos a formas que son más propias de las memorias, pensar asociaciones que nos llevan a un mismo aconteciminto, animarnos a construir relatos fotográficos que sean radiales. Esa es la potencia de este texto y creo que puede ser una potencia para nuestro hacer fotográfico.
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